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Visión y valores

¿Cómo será el Banco del Futuro?

31/08/2018
En las siguientes líneas intentamos condensar una visión de cómo podría ser y qué papel tendrá un banco en la sociedad de un futuro quizás no tan lejano.

No hace mucho tiempo, mucha gente todavía se presentaba en una oficina bancaria con un cheque de pago de su empleador, recogía el dinero y se iba con una nueva pila de facturas, que nunca se veía entre las columnas del gigantesco edificio hasta el siguiente día de pago. No vieron el caso de uso de una cuenta bancaria, ya que el colchón o el viejo cofre en el dormitorio de la familia serviría como caja fuerte para los ahorros que queden. Esta última función, en la que los bancos se convirtieron en custodios de depósitos, otorgantes y agentes de inversión, fue la más prominente hasta el comienzo del nuevo siglo, interrumpida por la crisis financiera más perjudicial desde El Crash de 1929.

Los bancos de hoy, fuertemente influenciados por la crisis de confianza desencadenada en 2008, están redefiniendo sus fronteras gracias a las nuevas tecnologías, el big data y la analítica. En BBVA Data & Analytics tratamos de anticipar y dar forma a esta nueva etapa en la que la banca contribuirá a garantizar la tranquilidad de los clientes con una interacción más personalizada, más transparencia y eficiencia, tratando de adaptarnos a las necesidades y prioridades de una sociedad que cambia con rapidez.

El propósito del nuevo banco irá mucho más allá de salvaguardar los depósitos, monitorear el riesgo sistémico o ser intermediarios clave en el sistema financiero mundial. Lo más probable es que el banco del mañana no se defina por el dinero, sino por las muchas maneras en que los activos nos ayudan a alcanzar las metas de la vida. Además, el banco del mañana no se definirá por las interacciones de hoy con un cajero, un gestor de activos, un cajero automático o una aplicación. Esas líneas serán borrosas e incluirán un fuerte componente de Inteligencia Artificial que personalizará las interacciones y las hará ubicuas, y no forzará al cliente a interacciones que consumen mucho tiempo con el proveedor de servicios, sólo a interacciones significativas en las que sus deseos y metas son el principal impulsor de las decisiones financieras.

Lo más probable es que el banco del mañana no se defina por el dinero, sino por las muchas maneras en que los activos nos ayudan a alcanzar las metas de la vida.

Como un servicio centrado en el cliente, la banca confiará en la Inteligencia Artificial para automatizar la toma de decisiones financieras que apoyen los objetivos del cliente. Para esta comprensión, los deseos, las cargas y el comportamiento del cliente son clave, y eso es lo que la analítica avanzada está ayudando a hacer al aprovechar los datos individuales y colectivos en muchos frentes. Comprender estas dinámicas puede proporcionar cuentas autodirigidas que predigan sus necesidades, inversiones inteligentes para maximizar los ahorros o decisiones financieras que apoyen los valores en la sociedad futura en la que usted cree. Al mismo tiempo, esta comprensión del complejo sistema del que forman parte integrante los bancos permitirá a éstos corregir y ser transparentes en lo que respecta a la fijación de precios justos, los sesgos, la gestión de riesgos y el apoyo a objetivos más ambiciosos, como la inclusión financiera, el desarrollo económico o la adaptación al cambio climático.

El banco del futuro tiene que entender que el dinero será una mercancía que no estará presente en forma de billetes o monedas, sino como un medio para tener nuevas experiencias. Debido a esto, el banco del futuro tendrá que adaptarse rápidamente y encontrar su lugar en un ecosistema que tendrá a la ciudad inteligente como su escenario más importante y en el que las interacciones de pago serán perfectas. La logística, la salud, el transporte y la educación también serán impulsadas por la Inteligencia Artificial y se entremezclarán con la banca en formas difíciles de prever.

Además, el futuro del trabajo en una economía impulsada por Inteligencia Artificial obligará a los bancos a proponer soluciones y formas de apoyar un mundo en el que la mayor parte del tedioso trabajo mecánico será realizado por robots y en el que esos objetivos de vida podrían ser radicalmente diferentes a los que tenemos hoy en día.